El ascenso del nivel del mar. Previsiones hasta 2050. Causas y consecuencias Soluciones Documentación para una mejor comprensión.
Las actividades humanas generan de forma directa e indirecta un exceso de calor. Emiten gases que alteran el efecto invernadero natural hasta provocar el incremento de la temperatura a escala planetaria.
Este calentamiento de la atmósfera afecta de manera importante al Océano: favorece, por una parte, el deshielo y aumenta, por otra, la temperatura del agua, que se dilata. Estos fenómenos provocan el incremento progresivo del nivel de las aguas, lo que implica la modificación geográfica mundial a largo plazo.
El "Jet Star Roller Coaster" de Seaside Heights en Nueva Jersey, se hundió bajo las aguas tras el huracán Sandy que alcanzó la costa este de los Estados Unidos el 29 de octubre de 2012.
Incremento de las temperaturas
La temperatura del planeta no cesa de aumentar bajo el efecto de la actividad humana. Debido a su necesidad de energía, utiliza los denominados recursos fósiles (gas, carbón y petróleo) liberado una importante cantidad de gases. Estos gases forman una capa con la capacidad de retener y concentrar el calor en la Tierra. Son los denominados gases de efecto invernadero (GEI).
Las emisiones de GEI comenzaron con la Revolución Industrial y no han dejado de aumentar desde entonces. Con el paso del tiempo, el efecto invernadero natural se ha visto reforzado debido al incremento de estos gases que el hombre ha favorecido.
La consecuencia es la escalada de la temperatura atmosférica. Los hielos terrestres se funden, el agua del mar se dilata y el nivel del Océano aumenta. Este ascenso de las aguas no es, por supuesto, uniforme, pero amenaza directamente a ciertos territorios insulares y puede modificar algunas zonas costeras.
Deshielo de los casquetes
Por la acción del calor, las masas de hielo continentales (neveros, glaciares, calotas polares) no dejan de fundirse. Este volumen de agua procedente del continente se transfiere al Océano, incrementando su nivel. Es importante distinguir los hielos polares situados en los continentes de la banquisa, que se encuentra en el Océano. Si la banquisa se deshiela, lo que ya está ocurriendo, el nivel del mar no aumentará: cuando se deshacen unos cubitos de hielo en un vaso de agua, el nivel no aumenta.
Dilatación del agua
La intensificación del efecto invernadero aumenta no solo la temperatura del aire, sino también del Océano, que es un formidable acumulador de calor en la Tierra.
También existe otro fenómeno, menos conocido, que es la dilatación térmica del agua. Al calentarse, el agua se dilata, es decir, incrementa su volumen ocupando así más espacio. Para una misma cantidad de agua, el agua caliente ocupa más volumen que el agua fría. Esta dilatación no debe ignorarse pues representaría entre un 30% y un 50% de la subida del nivel del mar global.
La subida del nivel del mar se percibe con dificultad en cortos plazos ya que es invisible a simple vista. Para ser consciente de ella, los científicos han realizado mediciones a lo largo de décadas para evaluar el nivel medio del Océano. Durante todo el siglo XX, las aguas han ascendido a una velocidad media de 1,7 mm anuales.
A día de hoy, esta velocidad no deja de aumentar. Entre 1993 y 2013, en solo 20 años, el nivel del mar ha subido con una velocidad de 3,2 mm anuales. El doble de velocidad que la observada a lo largo de todo el siglo XX. Además, la velocidad de ascenso depende de las regiones, ya que el Océano varía de temperatura según la zona, y así surgen las corrientes frías y calientes. Ya que solo el agua caliente se dilata, las tierras cercanas a las corrientes cálidas serán más susceptibles de sufrir el ascenso que otras.
Si hay algo cierto es que el ascenso del nivel del Océano se intensificará. Es un hecho y buena parte de la comunidad científica está de acuerdo en este punto. Ahora, la cuestión es prever la amplitud de este incremento para las décadas venideras.
Hasta 2100, con un margen de error de 25 cm aproximadamente, se estima que el nivel del mar ascenderá 25 cm en las zonas más favorables y 82 cm en las más desfavorables. Este último caso es el más utilizado ya que requiere más protección y adaptaciones.
A este respecto, la evidencia del ascenso de las aguas abre la puerta a las incertidumbres de los futuros escenarios. Puede que no se correspondan, en el detalle o a grandes rasgos, a lo que ocurrirá realmente. Es difícil prever la repercusión del ascenso de las aguas debido a:
- El desconocimiento de los procesos complejos del cambio climático;
- La incertidumbre de las futuras emisiones GEI antrópicas;
- Una difícil estimación de las condiciones y la velocidad del deshielo;
- La imposibilidad de prever las reacciones humanas y las medidas que tomará la Humanidad frente al cambio climático.
¿Cuáles son las soluciones frente al ascenso del nivel del mar?
- Reducir el consumo de energías fósiles
Es posible ralentizar este fenómeno reduciendo nuestro consumo de energía emisora de GEI y elegir energías menos perniciosas que tengan escaso o nulo impacto sobre el entorno y su efecto invernadero natural.
Existen multitud de energías que no emiten GEI: la fuerza del viento, como prueban los aerogeneradores, la fuerza del agua y sus corrientes y la potencia del sol (las plantas y el fitoplancton obtienen su energía del sol). Son solo ejemplos que abren un amplio abanico de posibilidades para reducir las emisiones de gas preservando la actividad humana.
- Los gestos diarios
También es posible luchar contra el calentamiento y el ascenso del nivel de las aguas con pequeños esfuerzos diarios. Reducirán nuestra huella de carbono, es decir, disminuirán nuestra contribución al cambio climático:
- Apagar la luz o los equipos eléctricos cuando ya no se utilizan;
- No programar la calefacción a temperaturas elevadas;
- Cerrar los grifos si no se utilizan;
- Comprar productos respetuosos con el entorno;
- Clasificar la basura cuando sea posible;
- No tirar pilas, bombillas y medicamentos con el resto de la basura;
- Para trayectos pequeños, ir a pie o en bicicleta;
- Utilizar el transporte público;
- Adoptar un modo de conducción ecoresponsable;
- Compartir vehículo;
- Dar prioridad a los viajes en tren, mejor que en avión.
La subida del agua corresponde al aumento del nivel del mar. Este aumento es difícil de percibir en la vida cotidiana porque es invisible a simple vista. Para darse cuenta de esto, los científicos han realizado mediciones durante varias décadas para evaluar el nivel medio del océano. A lo largo del siglo XX, el agua subió a una velocidad media de unos 1,7 mm por año.
Se trata de un fenómeno natural, vinculado al ciclo térmico de la Tierra, y a la vez, es el resultado de las actividades humanas que contribuyen al cambio climático.
Dos factores, ambos vinculados a las perturbaciones climáticas, son vectores del aumento del nivel del agua: el derretimiento de la criósfera (hielo) y la expansión del agua. El aumento de las temperaturas provoca el derretimiento de las aguas continentales (casquete polar antártico, glaciares alpinos, etc.), seguido de un flujo de estas aguas hacia los océanos, lo que hace que el agua aumente. El segundo factor, la expansión térmica, se produce cuando las moléculas de agua se mueven alrededor y lejos unas de otras, lo que aumenta el volumen de agua ocupada.
Las consecuencias de la subida de las aguas son muchas y pesadas. La elevación del nivel del mar aumenta la frecuencia de las grandes tormentas y su impacto. De hecho, según el informe del IPCC (2019), los eventos que solían ocurrir una vez por siglo ocurrirán todos los años de aquí al 2050 si no se frenan las perturbaciones climáticas. Además, el aumento del nivel del agua está provocando una mayor exposición a los riesgos de inundación y, por consiguiente, a la migración climática de las poblaciones que viven en las zonas costeras. Por último, el aumento del nivel del mar está cambiando los ecosistemas oceánicos, tanto la flora como la fauna.